Supongamos que deseamos guardar la salida del comandeo dmesg para posteriormente analizarla con tranquilidad. Para ello basta con ejecutar:
$ dmesg > mensajes.txt
Con ello, la salida que hubiera aparecido por pantalla, se ha guardado en el fichero mensajes.txt
Si el fichero especificado existe, se trunca a longitud cero, es decir, se borra previamente su contenido. Si no existe, se crea.
Posteriormente podremos ver el contenido del fichero.