William Rowan Hamilton (1805-1865), nació el 3 de Agosto de 1805 en Dublín. En dos memorias leídas ante la Academia Real de Irlanda en 1833 y 1835 respectivamente, y que serían publicadas con el título de Algebra as the science of pure times... (El álgebra como la ciencia del tiempo puro...), escoge el tiempo como el concepto fundamental del que deduce la noción de unidad. Citado por Manheim, escribe: La idea de la continuidad de la progresión de un momento a otro en el tiempo engloba la idea de una progresión continua de manera semejante en las cantidades... Prosiguiendo esta sucesión de ideas, nos vemos obligados a concebir... la existencia de un número determinado o de una razón a que es la raíz cuadrada exacta de todo número positivo propuesto o razón b.
Hamilton sugiere la idea de la partición de los racionales en dos
clases (cortadura de Dedekind) y define un número irracional como
el representante de tal partición. Hamilton asegura que existe un
conjunto infinito de números entre dos números racionales. Si A y
B son dos conjuntos infinitos de números racionales tales que cada
elemento de A es inferior a todo elemento de B, y además, si los elementos
de A y B están definidos en extensión, puede ocurrir que no haya ningún
número racional entre A y B. A partir de una intuición de la continuidad
del tiempo, Hamilton sugirió, en esta etapa, que esos conjuntos A
y B podían servir para determinar los números irracionales. Partiendo
de una media proporcional entre dos números positivos, enuncia que
si a>n'/m' cuando n'²/m'²<b y si a<n”/m”
cuando n”²/m”²>b, entonces
.
Así,
es una partición determinada por dos sucesiones
y
con la propiedad de que
,
donde i, j= 1, 2, .... Hamilton no desarrolló más su teoría de los
números irracionales, y toda ella se basaba esencialmente en determinar
los números irracionales mediante los números racionales. Hamilton
desarrolla los números complejos en términos de parejas ordenadas
de números reales de una manera casi idéntica a la que se utiliza
en las matemáticas modernas.
Charles Méray (1835-1911), pone de manifiesto el hecho que consiste en definir el número irracional como el límite de una sucesión de números racionales, sin tener demasiado en cuenta que la existencia misma del límite presupone una definición de los números reales.
Méray emplea la palabra número para
designar el número racional, y una cantidad µ es llamada variable
progresiva si puede tomar un número infinito de valores
sucesivos de un conjunto
; Méray define
a continuación la convergencia de la variable progresiva µ
en términos de
con 1/n, cualquiera
que sea el valor asignado al límite. Así, existen dos tipos de sucesiones
convergentes. La primera verifica la condición de que
Las sucesiones convergentes sin límite se llaman límites
ficticios y, en términos de números, Méray las llama
números ficticios. A continuación, Méray
muestra como la ordenación de estos números ficticios puede ser referida
al esquema de la ordenación de los números, así como extiende todas
las operaciones entre números racionales a estos números ficticios,
que nosotros llamamos números irracionales. A título de ejemplo, Méray
explica la significación de cuando a no es un cuadrado.
Según su teoría,
es el límite ficticio de toda variable
progresiva µ cuyo cuadrado se aproxima a a,
y si la variable
es tal que
,
se dice entonces que el límite ficticio de
es también
.
Weierstrass intentó separar el cálculo diferencial e integral de la geometría y hacer reposar todo ese cálculo sobre el concepto de número. Para realizar este nuevo enfoque, de la misma manera que Méray, se dio cuenta de que era necesario definir el número irracional independientemente del concepto de limite.
Weierstrass define una cantidad numérica como un conjunto dado de elementos de los que se conoce el número de veces que cada elemento aparece en el conjunto. El número de elementos es finito o infinito, pero el número de veces que un elemento aparece en el conjunto es necesariamente finito. En el caso finito, el conjunto se dice finito, y es igual a la suma de los elementos. La igualdad de dos conjuntos finitos se obtiene cuando las sumas respectivas son iguales. Los enteros como 1, 2, ... se llaman cantidades numéricas absolutas mientras que las partes de un entero, como por ejemplo 1/3, son las fracciones.
Una cantidad numérica absoluta a contiene un número racional absoluto
r si un agregado parcial igual a r puede ser sustraído de
a. La cantidad numérica absoluta a se dice finita si existe un número
racional p tal que todo número racional contenido en a es mas pequeño
que p. Dos cantidades numéricas absolutas finitas a y b serán iguales
sólo si todo número racional contenido en a está también contenido
en b. En el caso de que a contenga un número racional que no sea elemento
de b se dice que a es mayor que b. La suma de a y b es la cantidad
numérica c definida como el conjunto cuyos elementos son aquellos
que aparecen en a o en b, de manera que cada elemento de c sea igual
al número de veces que un elemento
aparece en b. El producto
de a y b se define como la cantidad numérica absoluta que se obtiene
con los agregados cuyos elementos se obtienen formando de todas las
maneras posibles los productos de cada elemento de a y cada elemento
de b. Weierstrass extiende esta definición a la suma de un número
finito de cantidades numéricas absolutas, de manera que cada cantidad
de esta suma sea la suma de las componentes, y pasa a continuación
a la suma de un número infinito de cantidades de una manera completamente
análoga. En efecto, la suma de un número infinito de cantidades a,
b, c, ... es la cantidad numérica absoluta s (agregado) cuyos elementos
aparecen al menos en una de las a, b, ... , de manera que cada uno
de los elementos e está tomado un número de veces
igual al
número de veces que aparece en a, mas el número de veces que aparece
en b, y así sucesivamente. Para asegurarse de que s es finita y determinada,
es necesario que cada uno de sus componentes aparezca un número finito
de veces en s. Además es también necesario y suficiente que se pueda
asignar un número N tal que la suma de todo número finito de cantidades
a, b, c,... , sea inferior a N. De estas definiciones, se sigue que
toda cantidad absoluta es la suma de los elementos de los que está
compuesta.
En la teoría de Weierstrass, los números irracionales son, pues, agregados de números racionales más que sucesiones ordenadas de números racionales, y esta teoría ofrece la ventaja de evitar el tener que recurrir de antemano a la existencia de límites.
Georg Ferdinand Ludwig Philipp Cantor (1845-1918), recibe el doctorado en 1867 después de haber presentado una disertación sobre las Disquuisitiones arithmeticae de Gauss y la Teoría de números de Legendre.
Cantor se había interesado desde el comienzo de su carrera científica por los estudios en teoría de números; más tarde redactó un cierto número de memorias sobre las series trigonométricas. Fue ese estudio el que llevó a Cantor a la teoría de conjuntos de puntos y a los cardinales TRANSFINITOS. Además, en su décima memoria, publicada en 1872, Cantor presentó por primera vez su teoría de los números irracionales.
Heine sugirió algunas simplificaciones a la teoría de Cantor y fue
así como se convino en hablar de la teoría de Cantor-Heine. Introduce
una nueva clase de números, los números reales, que contiene los números
racionales y los irracionales. La construcción de los número reales
se efectúa sobre la base de los números irracionales partiendo de
una sucesión de números racionales
que satisface
la condición de que, para todo n dado, todos los miembros salvo un
número finito difieren uno del otro de manera que
para un número r cualquiera.
Dos sucesiones fundamentales
y
son iguales o representan el mismo número real sólo si la sucesión
es elemental. A propósito de estas
sucesiones elementales, Cantor-Heine definen la sucesión nula, la
sucesión positiva y la negativa. Dado un número racional arbitrario,
si los términos de la sucesión para un N suficientemente grande son
todos inferiores en valor absoluto a ese número racional dado, entonces
la sucesión se dice nula. La sucesión se dirá positiva si para un
N suficientemente grande, todos los términos son superiores a un número
racional positivo dado, mientras que si todos los términos son inferiores
a un número racional negativo dado, la sucesión se dirá que es negativa.
A cada sucesión fundamental
cuyos términos
son
asocian el símbolo A
y, en particular, si
para todo i, el símbolo asociado a
A es a. Esta elección del simbolismo permite así encastrar los números
racionales en un nuevo conjunto, la sucesión fundamental. Por ejemplo,
toda sucesión
con
para todo i
donde a sea un número racional define el número racional a.
Dadas dos sucesiones fundamentales
y
,
representadas por A y V, puede demostrarse que
,
y
(con
) son sucesiones fundamentales. Esto define
la suma A+V, el producto A V, y el cociente A/V (V
0) de dos
números reales. Así mismo, se define la igualdad y la desigualdad
de la misma manera: A= V, A>V o A<V según sea A-V, igual, mayor
o menor que cero.
Definen a continuación el límite de una sucesión fundamental
de la manera siguiente:
Después muestran que si los términos de una sucesión fundamental tienen el límite racional A, entonces el símbolo A es también el asociado a la sucesión. Por ejemplo, las fracciones 0.1, 0.11, 0.111,... tienen como límite 1/9, y 1/9 es el número asociado a la sucesión {0.1, 0.11, 0.111,...}.
La extensión del concepto de límite a los números irracionales se efectúa de la manera siguiente:
Con ello puede demostrar el teorema siguiente:
Es así como, determinando el límite de una sucesión fundamental (o sucesión que satisface el criterio de convergencia de Cauchy) por medio de los números existentes, llegaron a demostrar que esos números reales forman un sistema completo. Bastaba entonces poner de manifiesto que los números irracionales se forman a partir de sucesiones fundamentales que no son racionales y demostrar que todas las sucesiones fundamentales no son necesariamente racionales.
Julius Wilhelm Richard Dedekind (1831-1916) estando encargado del curso de cálculo diferencial e integral en el Politécnico de Zurich en 1858, se dio cuenta muy pronto de que la aritmética de los números reales no poseía un fundamento lógico adecuado.
Antes de abordar el estudio de los números irracionales, Dedekind presupone el desarrollo de la aritmética de los números racionales, pero llama la atención sobre un cierto número de puntos que él cree importantes, estableciendo una comparación entre los números racionales y los puntos de la recta numérica. A continuación, presenta su estudio de la continuidad de la línea recta, haciendo notar, desde el comienzo, el hecho de que en una línea recta R existe una infinidad de puntos que no corresponden a ningún número racional. Por consiguiente, la recta R es infinitamente más rica en puntos individuales que el dominio Q de los números racionales en números individuales. Esto nos conduce a completar Q creando nuevos números de manera que el campo de los números adquiera la misma continuidad que la línea recta. Insatisfecho con los métodos habituales para introducir los números irracionales, los cuales se basan directamente en la concepción de longitudes prolongadas, propone en su lugar que la aritmética se desarrolle a partir de sí misma y el problema se reduce entonces a la determinación aritmética de la continuidad.
Como intenta definir completamente los números irracionales sólo mediante los números racionales, y dado que la comparación del dominio Q de los números racionales con la recta le lleva al reconocimiento de agujeros, de una cierta discontinuidad de los números, Dedekind plantea así la cuestión: ¿En qué consiste esta continuidad? Todo depende de la respuesta a esta cuestión y, sólo mediante ella obtendremos una base científica para la búsqueda de todos los dominios continuos. El problema consiste, pues, según Dedekind, en indicar una característica precisa de la continuidad que pueda servir de base para deducciones válidas. Por lo anteriormente dicho, se obtiene que cada punto p de una línea recta produce una separación en dos porciones tal que cada punto de una porción está situado a la izquierda de cada punto de la otra porción. Tomando la recíproca de esta proposición, Dedekind encuentra la esencia de la continuidad, y formula así su principio:
Dedekind añade también que esta proposición no puede ser demostrada
y que, por consiguiente, no es nada más que un axioma por el que se
atribuye a la línea recta su continuidad. En la Creación
de los números irracionales, Dedekind introduce su
célebre cortadura al considerar la división
de los números racionales en dos clases tales que todo número de la
primera clase es inferior a todo número de la segunda. Esta división
de los números racionales se llama una cortadura.
Si las clases se designan mediante y
, entonces la
cortadura se designa mediante
. Puede
decirse, según Dedekind, que cada número racional a produce una cortadura
que posee la propiedad de que, entre los números de la primera clase,
existe un número que es el mayor o que, entre los números de la segunda
clase existe un número que es el menor. Inversamente, toda cortadura
en los números racionales para los que existe el mayor de los números
en la primera clase o el menor de ellos en la segunda, está determinada
por un número racional.
Pero Dedekind añade que es fácil mostrar que existen infinidad de
cortaduras que no están determinadas por números racionales. Si situamos
en la primera clase todos los números racionales negativos y todos
los números positivos cuyo cuadrado es inferior a 2, y en la segunda
clase todos los demás números racionales, entonces esta cortadura
no está determinada por ningún número racional. Para cada una de estas
cortaduras, creamos un nuevo número irracional
que está completamente definido mediante esta cortadura; deberíamos
decir que el número
corresponde a esta cortadura o que la
produce.
Dedekind estudia, a continuación, las relaciones entre las cortaduras,
con el fin de obtener una base para la disposición ordenada de todos
los número reales. La comparación de dos cortaduras
y
nos permite definir la identidad
y la desigualdad entre estas dos cortaduras: la identidad se denota
mediante
o
donde
y ß son
los número reales que producen, respectivamente las cortaduras
y
, mientras que la desigualdad implica
o
. Presenta las tres propiedades fundamentales
de los números reales:
Si ,
son dos números cualesquiera diferentes, entonces
existe una infinidad de números diferentes ß que se encuentran entre
y
.
Si es un número real cualquiera, entonces todos los números
reales se dividen en dos clases
y
, de manera que
cada una de ellas posee un número infinito de elementos, cada miembro
de
es inferior a
y cada miembro de
es
superior a
. El número
puede ser asignado a cualquiera
de las clases.
Además de estas tres propiedades, Dedekind añade que el dominio de los números reales posee también la propiedad de la continuidad, que se expresa de la manera siguiente:
Dedekind pasa a continuación a las operaciones con los números reales,
y tan solo define de una manera explícita la operación de adición;
las otra operaciones son definibles, según el autor, de una manera
análoga. La adición de
y de
se define así: si c es un número racional cualquiera, lo situamos
en la clase
, si
esta en la clase
y
está en la clase
de manera que
,
y todos los demás números racionales los situamos en la clase
.
Esta separación forma una cortadura
,
porque cada miembro de
es inferior a cada uno de los de
.
A pesar de ciertas imprecisiones en su teoría de los números irracionales,
como por ejemplo de dónde proviene el número irracional
que produce la cortadura, o por qué ese número
es distinto
de la cortadura, Dedekind presentó una teoría satisfactoria lógicamente.
Más tarde, se hicieron posibles algunas modificaciones de su teoría,
como la de Russell para la construcción de los números reales. Todo
este movimiento, emprendido con el fin de realizar la aritmetización
del análisis, fue aceptado por la mayoría de los matemáticos. Sin
embargo, algunos se opusieron a estos programas de aritmetización,
como Paul du Bois-Reymond (1831-1889), que veía en esta aritmetización
una tentativa para destruir la unión necesaria entre el número y la
noción de cantidad. Léopold Kronecker (1823-1891), por su parte basaba
sus objeciones no en el proceso mismo de aritmetización sino, por
el contrario, en su insuficiencia. Finalmente, Hermann Hankel, creador
él mismo de una teoría lógica de los números racionales, se oponía
al tratamiento formal de los números irracionales sin la ayuda del
concepto geométrico de cantidad, por que conducía, según él, a cosas
artificiales y molestas cuyo valor científico no era muy grande. Añadamos
que también se dirigieron ciertas críticas contra estos programas
de aritmetización, especialmente los de Cantor y Dedekind.
Quedaba por elaborar una teoría lógica de los números racionales adecuada, lo que sería obra de varios matemáticos, entre los que se puede mencionar a Martín Ohm (1792-1872), Weierstrass y su idea de la pareja de números, Dedekind y la utilización de las ideas cantorianas sobre conjuntos, y Giuseppe Peano (1858-1932).
En 1891 Peano publicó en la Rivista di Matematica
una memoria titulada Sobre el concepto de número, en la que simplifica
su sistema eliminando el término indefinido de la igualdad (=), y
los axiomas relativos a ese término. Peano comienza su sistema con
tres términos no definidos (primitivos) (utilizaremos su notación
definida en 1901): cero:0, número:No, sucesor de a: a+1. El conjunto
de los postulados de base pasa de cinco a seis en 1901 con la adición
de: NoCls, es decir, los números naturales forman una clase.
Los postulados son:
0No (i. e. cero es un número)
aNo·
·
No, donde
es idéntico a a+1
(si a es un número, su sucesor lo es también)
(sea
S una clase y 0 un elemento de esa clase tal que si x es un número
que pertenece a S, se deduce de ello que para cualquier x su sucesor
pertenece también a la clase; entonces, todo número está en S. Este
postulado se llama principio de inducción)
a, bNo ·a+1 = b+1 ·
a=b (sean a y b dos números; si
sus sucesores son iguales, entonces a y b son iguales)
aNo ·
· a+1- =0 (el sucesor de un número no es nunca
igual a cero).
Señalamos que Peano, y más tarde Hilbert, utilizaron el número cero como primer elemento de los naturales, mientras que Dedekind parte del número 1, lo que corresponde al uso habitual en nuestros días (entre las dos alternativas, la elección no tiene importancia en el plano teórico). Peano rescribe la aritmética partiendo de sus tres términos primitivos, de los seis postulados y del concepto de definición recursiva. Peano utilizó la recursión para definir la suma a+b y el producto axb de dos números naturales a y b como sigue:
a partir de esto estableció las propiedades habituales de asociatividad,
conmutatividad y distributividad de los números naturales. Después
dio la definición de los enteros y de los racionales sirviéndose de
operaciones más que definiéndolos como pares ordenados de números
reales. Así, a la combinación del signo del opuesto - y del número
positivo b le da el nombre de número negativo,
porque -b es una operación que, aplicada a un número no inferior a
b, produce un número. Para Peano un número racional a/b es aquel que
representa la operación compuesta multiplicar por a
y dividir por b. En cuanto a los números reales, los
define como la más pequeña cota de una clase de números racionales,
cada uno de ellos inferior a un número dado, excluyendo
y
.
Paco Villegas